Métodos conductivos de la termoterapia (agentes físicos)

Métodos conductivos de la termoterapia (agentes físicos)


Bolsas calientes (Hot-Packs de agua química): 




El principal mecanismo de trasferencia térmica es la conducción aunque también existe algo de transferencia mediante convección y emisión de radiación infrarroja.
Existen diversos tipos de bolsas comercializadas. Se pueden distinguir:

  • La bolsa de agua caliente: es una modalidad de termoterapia muy útil para el uso doméstico. Se llena de agua caliente a 48 °C, y produce una transferencia térmica al paciente; cuando se utilizan temperaturas superiores se corre el riesgo de producir quemaduras.
  • Hot-packs o bolsas calientes: consisten en una bolsa de algodón rellena de bentonita (o cualquier otra sustancia con propiedades hidrófilas) y sustancias volcánicas minerales.
  • Hot-old-packs o bolsa de hidiocoloide de forro plástico transparente, cuyo interior se encuentra      relleno de una sustancia gelatinosa, que puede utilizarse tanto para termoterapia como para crioterapia. Estas bolsas se encuentran disponibles en diferentes formas o tamaño y contorno de la superficie donde se han de usar.
Las bolsas se calientan en baños o calentadores controlados con termostato a una temperatura de 71-79 °C y la temperatura de utilización recomendada es entre 70 y 76 °C.

En los hot-packs el material hidrófilo absorbe y mantiene el agua caliente, que se expande dentro de la bolsa. En las bolsas de hidrocoloides el calentamiento del gel se produce por transferencia térmica prolongada, no constituye una fuente constante de calor, ya que la temperatura desciende tan pronto es retirada del agua.

Existen bolsas que se pueden calentar, tanto en agua caliente como en hornos microondas. En último caso el calor absorbido se transfiere por conducción en forma de calor seco, suele afirmarse que el calor seco, como el producido por la reacción infrarroja, eleva la temperatura superficial en mayor cuantía que el calor húmedo de una bolsa caliente, aunque en este último caso se produzca una penetración ligeramente superior.

 Almohadillas eléctricas:





Están constituidas por una resistencia en el interior de la almohadilla, suelen disponer de un interruptor, reóstato con varios niveles de calentamiento, y deben reunir todas las normas de seguridad eléctrica.

Al mantenerse la temperatura constante, se corre mayor riesgo de producción de quemaduras, sobre todo, si el paciente yace sobre la almohadilla o se duerme con ella. El peso del cuerpo produce una reducción del flujo sanguíneo de la piel en contacto con la almohadilla, que se acentúa con la relajación muscular producida cuando el paciente queda dormido, lo que hace que la temperatura cutánea se eleve mucho. Si a esto se añade el efecto analgésico que produce el calor, se corre el riesgo de que se produzcan graves quemaduras.

Se han comercializado almohadillas especiales diseñadas de forma que se adapten a la zona corporal mediante velcro y cintas; la potencia oscila entre los 10 y los 50 W, según el tipo de almohadilla.

Indicaciones.:

 Los métodos anteriores son útiles como agentes antiespasmódicos y analgésicos, ya que consiguen disminuir significativa, aunque temporalmente, el espasmo muscular defensivo secundario a una afección articular o esquelética subyacente o a una irritación de la raíz nerviosa.

Por esto, su indicación más frecuente es el espasmo muscular y/o dolor en la región cervical y dorso lumbar. La relajación muscular se asocia con una disminución de la resistencia al estiramiento pasivo, por lo que su empleo suele preceder a la realización de estiramientos musculo tendinosos u otras formas de cinesiterapia y masoterapia.

Existen estudios en los que se han comprobado que los medios conductivos aplicados sobre zonas hipersensibles o puntos gatillo, en el síndrome de fibromialgia, resultan beneficiosos para disminuir el dolor en los puntos más sensibles. Para que el tratamiento sea efectivo, el paciente debe encontrarse en una posición cómoda y la musculatura espasmódica no debe situarse en una posición de estiramiento hasta que no se haya obtenido el efecto antálgico, pues de lo contrario, un estiramiento doloroso perpetuaría el espasmo. En estados tensionales, con aumento de la tonicidad muscular, se obtiene un efecto relajante y analgésico, junto con la aplicación de un masaje sedante profundo.

La aplicación de bolsas calientes en el abdomen puede reducir molestias abdominales de origen gastrointestinal, por la disminución de la perístasis y del flujo sanguíneo de la mucosa gástrica, que conlleva una disminución de la acidez gástrica. También son beneficiosas en la dismenorrea primaria, por su acción relajante de la musculatura lisa.

Baños de parafina:




La parafina es una mezcla de alcanos que se encuentra en la naturaleza (ozoquerita) y en los residuos de la destilación del petróleo. La empleada en terapéutica debe ser blanca, inodora, insípida y sólida, y se suministra en forma de placas. La parafina tiene un punto de fusión medio de aproximadamente 54,5 °C. La adición de una parte de aceite mineral a 6 o 7 partes de parafina, reduce su punto de fusión; de este modo se mantiene líquida a temperaturas entre 42 y 52 °C.

La parafina fundida posee un elevado contenido calórico; es una fuente duradera de calor, pues tarda más tiempo en enfriarse de lo que lo hace el agua a la misma temperatura. Dado que su conductividad y calor específico son bajos, puede aplicarse directamente sobre la piel a temperaturas que no son tolerables con el agua. Para afecciones articulares crónicas de manos y pies, suele preferirse el baño de parafina a los baños de agua caliente o al hidromasaje, ya que proporciona una acción antiinflamatoria y analgésica más duradera.

El mecanismo fundamental de transferencia de calor es por conducción, aunque en el estado de cambio de fase de líquido a sólido, durante la aplicación, se produce emisión de radiación infrarroja.
La parafina se funde y mantiene en baños controlados termostáticamente. Existen baños de pequeño tamaño, que pueden ser transportados y utilizados para uso doméstico. Los baños necesitan una continua supervisión para evitar que se contaminen. Los termostatos y temporizadores pueden fallar o dañarse, y necesitan revisarse y calibrarse de forma regular. El baño debe ser periódicamente limpiado y esterilizado, siguiendo las recomendaciones del fabricante. Las veces que se reutilice la parafina determinarán la frecuencia con la que el baño ha de limpiarse y esterilizarse, aunque se recomienda hacerlo a intervalos no superiores a 6 meses.

Parafangos:




El parafango es una mezcla de parafina, fango volcánico y sales minerales, como ácido carbónico, hierro, cal y azufre. A su acción térmica puede añadirse una acción compleja, debida a la mineralización de sus componentes. Los parafangos se suministran en forma de bloques o placas que se calientan y agitan en recipientes diseñados para esto. La mezcla se realiza automáticamente, al conectarse el agitador cuando se alcanza la temperatura de fusión del parafango.
Los equipos suelen disponer de un control de temperatura y de un sistema de esterilización automática. 

Una vez listo, el parafango se envuelve sobre una lámina de plástico transparente y se aplica en forma de emplasto o envoltura sobre el paciente, a una temperatura aproximada de 47-52 °C, lo que permite envolver totalmente una extremidad o articulación periférica con una difusión homogénea del calor.



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